martes, 23 de septiembre de 2008

Margaritas V

Margaritas III (Las margaritas de la dulce Jo) E. de Santiago
De corregir cada día el curso vengo,
pues te busco mujer antártica
como ávido inmigrante llego a la zona de nuestra memoria
donde luces las horas compartidas
nada más que un té y unas tostadas
para desatar relatos al sol
como una mañana en tu casa jardín.
así entonces pinto tus margaritas
que eran mías
y de donde aprendí estos versos
pues atada llevas la sonrisa
que luce el mejor emblema de tu rostro
y de saberse sobreviviente entre una especie extinta.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Margaritas IV

Puedo decir marchitarse
en cien palabras no dichas
como cuerpos vaciados al mar,
sin un deseo acuático
sin fijar la luna en el centro de una bayoneta iconoclasta
que hable de muertos
para vivir en su reposo,
sin el agitado deseo de una mascara que ofende
entonces imaginé las bocas deseándose
y vi el rocío del cuerpo inconcluso,
en la hora cuando cesa una risa
y cambia el sentido de un meridiano
en la hora oscura
sin habitar el cuerpo de la madeja desnuda
que se desprende de las estrellas como halito nocturno que oscurece
ni más ni menos que la sombra del pasado
arrojándose con hambre en el presente
para ser solo un recuerdo
una espada en mi torso
un enigma llamado de noche
una pena en cuclillas
avanzando hacia sus estandartes mullidos
que nombran parábolas inertes
y cofres malditos
como un espejo roto
en una mirada transitoria
que recuerda al amante tendido
sin sagrario que nombrar,
sin su propio nombre
ni suspiros

Debí morir aquella noche.

domingo, 24 de agosto de 2008

Margaritas III

Has visto el sol de este mediodía,
afina sus baños invisibles,
atrae las margaritas que duermen en la raíz,
las conmina para que suban por el tallo,
y arrimen sus moléculas invisibles en lo alto,
para saltar al ojo atento de una nube, de día,
y en la noche,
poder copar la mirada del búho
que vuela sonámbulo de tiempo,
como cuando te amo,
sin espacio para el pliegue de una corchea,
solo un cinerario olvidado,
sobre las faldas de un volcán extinto,
mudo de voces ígneas,
que saluden tu rostro,
sumergido en pétalos,
y simientes.

Sobre un escaño que abraza la memoria,
río en una mañana del mundo,
y te dibujo.

viernes, 22 de agosto de 2008

Margaritas II

Margaritas II, Enrique de Santiago
He corrido tan aprisa, que he alcanzado a mis perseguidores,
y ya veo sus espaldas
donde noto que llevan peces ocultos,
mientras los ciudadanos no nos ven,
a pesar del frenesí de la estampida,
el de las hormigas en zancos
que además cargan en el abdomen un bandoneón,
para dar cuenta de un tango subterráneo,
en la platea de sombras visibles
que intentan apagar unas margaritas que porfían
y no entienden que es invierno,
y no hay oráculos,
ni coronas,
ni un dolmen acariciando la luna
la que tiene el brillo de tu rostro,
amada desprendida del margen
silente,
en la mudez del rojo
lejos de mi obscena marginalidad
menguando cuando te cito,
para así volverte nueva e invisible,
hasta que respondes
repitiendo el ciclo,
imitando hielos antárticos
aguas adentro
para llegar a ser solo recuerdos ecuatoriales.

Nada pude
ante aromas cargados de quimera,
solo eso
dádivas tras un espejo..

Aunque nada es tan abrasivo como la huída,
ni tan hostil como un ruego sin fe
pues será instalado en la centrípeta noche
para vernos huir en sentido contrario
dejando regadas las muecas insurgentes,
sin destino ni parapetos en el canto de una nebulosa
como toda las alegoría del siglo
como Dios abandonando
año tras año
con la excusa de un propósito
y sin la imaginación
para inventar una respuesta.



.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Margaritas I

Margarita I, Enrique de Santiago
De habitar el espacio inconcluso,

y de andar tomando la mano de un anélido

bebí de ti recostado en el espacio abierto,

dejándome alentar por una mariposa oculta,

entre pájaros celestes en la cúpula,

desmembrando el presente,

sin estar en los adoquines

y señalando la hora ausente para tu beso

la cascada mustia


la que hizo innecesaria el esfuerzo de un oráculo,

entonces sin saberlo

dejé los pétalos intactos,

y amándote gire el rostro,

para abrir la frente al silencio monacal,

donde la metáfora

se había convertido en cinco sentimientos tristes,

antes del sueño,

que habita,

lejano

y que deja su mueca señera

doblarse en la hierba.




lunes, 18 de agosto de 2008

De lo imaginario


De lo imaginario en ti

Nadie sabe diferenciar la hoja de la frondosidad que la rodea, esa inevitable verdad del espesor,
y como manadas las apologías se abren en estampida,
llevando furia por los intentos y las carencias,
nadie mira en el preciso lugar donde desafío al océano para llegar a las costas de tu invisibilidad
esa morada abisal donde abundan los pormenores de una premonición,
la que danza regando descargas de un sonido cadencioso
así como mis manos imaginarias,
que son como crótalos sobre tu cuerpo desnudo, serpenteando sobre tus pechos.
dejando huellas sobre la médula de tu sudor,
como en el dibujo del pliegue de esta quimera,
que rasga la luz,
y yo bebiéndome en ella, sin ventanas alternativas,
solo el aire denso del amar, que caía y subía,
despegando de los alientos como en los días invocados,
bajo la sorpresa que cimbra tu memoria,
donde como un mustélido entro sigiloso y horizontal, dentro del plasma
para quedarme habitando en la noche, en la oscuridad sempiterna de tu ausencia.
de donde nunca partiste,
y donde nunca has llegado.
El anagrama de mi nombre,
en las horas que cuelgan de la cúspide de la densa vacuidad,
entre llamados de cernícalos, y una risa en el cielo,
mudando mi piel,
a ver si esta grieta deja escapar del alma, algo más que un búho amistoso y sabio
algo como un códice indeleble,
que roce tu agonía,
la de la espera, del no saber,
de sentirse desconocidos de labios anónimos,
imbesables,
donde por lo pronto solo se encumbran nubes arriba,
como en Bombay,
pues no sabías que ellas algún día pasarían por casa,
trayéndome la lluvia de lo que fue tu esencia desplegada al aire,cubriendo dulcemente mi letanía doblada en forma de espiral

martes, 20 de mayo de 2008

El mito de Sísifo III

"Sueños, al costado de mi flujo sangíneo" E. de Santiago. Mixta sobre tela 140 x 100 cms.
Obra recién terminada, que me ha dejado un grato sabor, ya que es mi vuelta a un punto interrumpido, donde las pinceladas, me vuelven a ser tan familiares. Esta nunca será expuesta, salvo aquí, será enrollada como otras tantas. Mi próxima tarea, concluir mi instalación y un lienzo de 11 metros (frágiles transitos bajo las espirales) Donde los invito para el 3 de Agosto a ser expuesta, en la Galería Posada del Corregidor. Para después viajar al año siguiente a México.



Adentro,
una letanía desplazada de su centro,
afuera,
la ciudad sigue la ascensión,
como inmutables en su carnaval de bovinos atormentados,
cruzando las aceras que grises se conjugan
con el cielo gris,
como los trajes,
y las miradas presas de lo cotidiano,
Shambalha sepultada en una esquina en blanco y negro,
bajo surcos dejados por tantas vidas,
huyendo de licaones pictus al galope,
canidos de presa,
y chasquidos tras nuestros zapatos,
entonces corremos a la emboscada,
uno será el elegido,
para engrosar las cifras de la cesantía,
y colocarse como el siguiente, en una feria de sarcasmos,
sentados sobre el oro que robó Almagro,
y la Barrick Gold Corporation.

Desdichas otoñales,
llego al fin de la jornada, a mi cima auto impuesta,
sobrevivir,
sin saber mañana,
cuando ruedan los peñascos,
el mío y el de mis vecinos,
mientras atisbo tus ojos,
que portan la clemencia,
una hipérbole de dulces deseos,
que desova sus caricias para espantar el futuro,
ese, en un macizo nudo de seniles,
hijos de un oráculo de crótalos,
arrimados siempre al camino amurallado,
donde espero una salida,
un bufón colgado de su gorra en una puerta,
que diga por este lado,
y una puerta de libélulas,
antes de la dirección obligada,
que lleva a un callejón sin salida,
donde nadie se exime.
Para que llegue la hora de escaldar los sueños,
una suerte de fototropismo negativo para hundirse en el miasma,
la escala obligada de aquellos que pagan sus contribuciones,
sin tener retribución alguna,
habiendo perdido el lenguaje de los pumas,
con su forma ahogada en el progreso,
y su libertad extinta,
¿Te suena familiar?
¿A que hora sales mañana?
¿a que hora vuelves?
Dime si sabes el día en que la nebulosa se abraza a las alas de la luciérnaga,
por dentro del diseño me refiero,
hermanas en la luz,
y en cada ciclo del nitrógeno,
esperando posarse en los escritos paradójicos,
de una sabia anciana de Illapel,
mi abuela,
con su carga herbácea,
sabedora del orgasmo de los pistilos,
y de la hora en que ama la gallina,
para invocarla en su discurso secreto,
con su tono taciturno,
mientras con sus dedos arremolinaba mi pelo,
una suerte de menuda espiral logarítmica,
mientras mis ojos se expandían.